Lo más probable es que en esa ocasión sintamos algo de angustia y un poco de frustración, aunque en el fondo sabemos que el regalo llegará y que la fiesta de Navidad es más importante que eso. Pero de todos modos algo nos aprieta, y tiene que ver con que estamos acostumbrados a que el dar y recibir sea automático y cuando esa promesa no se cumple, sentimos que algo no anda bien.
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